
Cuando una mujer se meta contigo, y esté tratando de devolverte el golpe con un comentario provocador o hiriente, mírala fijamente a los ojos y dile en un tono de voz serio:
¡Eso no te atreves a decírmelo fuera!
Al decirlo, muy probablemente provocarás en ella una sonrisa, quizás incluso una carcajada.
EJEMPPLO:
Ella: ¡Pero mira qué orejas más pequeñas tienes! Son ridículas.
Yo: Eso no te atreves a decírmelo fuera.
Ella: ¡Claro que sí! - mientras sonríe
Yo: ¡Demuéstralo! Venga, vamos – mientras tiras de su mano. En algunas ocasiones, he empleado esta técnica, en el interior de una discoteca, para separar a una mujer de su grupo de amigos eficazmente y llevarla hasta afuera, donde poder hablar a solas con ella. Para conseguirlo, tienes que estar dispuesto a llevar las cosas hasta el final.
Después del “¡Demuéstralo! Venga, vamos” cógela del brazo con fuerza y guíala hasta la salida.
Si a la mitad de camino le entran dudas, aproxima tu boca a su oído y susúrrale un “Confía en mí”. Al salir, continúa con un “Me apetecía estar a solas contigo. Parece que ha funcionado ¿no?”, y sonríele abiertamente.
Si, por el contrario, la chica sido valiente y en ningún momento ha titubeado cuando la conducías hacia la salida, puedes continuar con la interpretación para disfrute de ambos. Al salir a la calle puedes decirle un “Venga, pégame si te atreves” Y acto seguido aprovechas para abrazarte a ella, con el pretexto de “No, mejor no, que a mi cara no le sientan bien los moretones”
Es divertido, y podrás abrazarla de un modo espontáneo.
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